Conocido es el hecho de que el ejercicio del poder va usualmente acompañado de un uso de la propaganda del sistema utilizando medios públicos y privados a su alcance, con el fin de alienar las mentes de las masas y socavar y desprestigiar los argumentos de los que a tal se oponen. Una parte importante de la ideología del poder en las democracias occidentales se dedica a defender una concepción del ser humano que lleva al extremo la idea de igualdad de derechos para convertirla en una igualdad de hechos, hasta el punto de pensar que no existen ni sexos, ni razas, ni nada que distinga la naturaleza de distintos seres humanos, especulando que cualquier diferencia de conducta en diferentes individuos se debe a factores culturales y nunca a factores biológicos innatos. Tal concepción aplicada al tema de las diferencias hombre-mujer se denomina ideología de género. Es, claro, una ideología y no un hecho, como tratan de imponer quienes defienden el dogma, porque se basa en creencias y no hay ninguna evidencia de estudios antropológicos de que haya habido o pueda llegar a haber alguna sociedad humana en la que los roles masculinos y femeninos se diluyan y sólo quede un único tipo de ser humano andrógino sin rasgos sexuales en su conducta o en la división del trabajo. No está mal que haya ideologías, cada civilización en cada época tiene las suyas, ello forma parte del desarrollo del pensamiento. Sin embargo, el peligro se adviene cuando se trata de convertir tales ideas en verdades absolutas y perseguir a los herejes que las nieguen. Es un hecho el acoso mediático actual y de linchamiento al adversario ideológico contra quienes se oponen a tal ideología de género. Para muestra, un botón, de mi propia experiencia en el asunto:

MUY PERSONAL

Martín López Corredoira. Nacido en Lugo (España) en 1970. Dr. en Cc. Físicas y Dr. en Filosofía. En la actualidad, es investigador titular en el “Instituto de Astrofísica de Canarias”. Autor de alrededor de un centenar de artículos en revistas científicas internacionales con árbitro, y de varias decenas de artículos en diversas revistas de filosofía. Ha publicado algunos libros de temática filosófica, entre otros: “Diálogos entre razón y sentimiento” (1997), “Somos fragmentos de Naturaleza arrastrados por sus leyes” (2005), “The Twilight of the Scientific Age” (2013, en inglés), “Voluntad. La fuerza heroica que arrastra la vida” (2015).

Martín López Corredoira

La twittera Carmen González Magdaleno, quien se define a sí misma como feminista, comunista y “prototipo de mujer polimórficamente sensible”, decide poner en su página de Twitter una selección de textos de uno de los capítulos de mi libro Voluntad. La fuerza heroica que arrastra la vida, con unos fragmentos sesgados, sacando frases fuera de contexto, mutilándolas o incluso modificando algunas citas textuales, y dejando de lado múltiples consideraciones (ver aclaraciones del autor). Un pésimo ejercicio de comentario de textos que desfigura y distorsiona el significado de la obra, en manos de una joven que sólo tiene una intención: patalear histéricamente vociferando “machista, machista, machista…”. Esto arrastra a una ralea de seguidores que repiten a coro una ristra de improperios. El centro de investigación donde trabajo, el Instituto de Astrofísica de Canarias, sin haber leído el libro ni nada más que los cotilleos de Internet, decide eliminar ipso facto mi página web personal, donde no estaba el contenido del libro pero sí se mencionaba la existencia de tal como parte de mi currículum de publicaciones junto con algunas reseñas del mismo, y hacer una proclama pública de que se desvincula de las opiniones de mi libro por ser contrarias al compromiso de políticas de igualdad de género a la que el Instituto se ha adscrito. Todo ello sin haberme siquiera preguntado mi opinión al respecto. Si hubieran leído el texto íntegro, verían que no hay nada en él contra las políticas de igualdad, pero, ante el ruido producido en las redes sociales, decidieron actuar rápidamente y dar crédito a la interpretación sesgada de la twittera polimórficamente sensible y la turba enfurecida de seguidores que reclamaba el linchamiento mediático del autor de Voluntad.

Entre esos seguidores había algunas periodistas, quienes señalaron con indignación al científico y filósofo al que le habían cancelado su página web, en los diarios digitales hipertextual.com, eldiario.es y el periódico en papel “La Opinión de Tenerife”, en artículos respectivamente firmados por Ángela Bernardo, Sofía Pérez Mendoza y María Plasencia, publicando sin mi permiso una fotografía mía, proclamando a los cuatro vientos “aquí tenéis un misógino” (sólo faltaba poner “si lo veis por la calle, apedreadlo”). El caso llega a los organismos oficiales de Tenerife, y me entero por la prensa de que condenan mi libro sin habérselo leído (no han tenido tiempo en un día después de la aparición de la noticia, tiene más de mil páginas), aunque me reconforta saber que tal condena no es tan unánime como se anuncia y viene únicamente de comisiones feministas, que existen por doquier y que justifican su existencia en estos avatares. La noticia también llega a Las Palmas de Gran Canaria, donde un columnista llamado Javier Durán escoge alguna de las citas sesgadas, y, basándose en éstas, difama mi persona en un estilo pendenciero, con expresiones tales como “voraz misoginia debida a un pene pequeño” o “está gripado por una relación sentimental disuelta”.

Posteriormente, algunos de estos medios de comunicación cambian a petición mía parte de los contenidos, corrigiendo algunas citas entrecomilladas que no eran literales en mi texto, substituyendo alguna fotografía y añadiendo algún comentario adicional mío, no sin cierta reticencia. El director de hipertextual.com, Eduardo Arcos Barredo, añade al artículo de su medio un par de párrafos donde indico cuán incorrecto es clasificar mi libro como misógino, al existir en el mismo capítulo de donde se han sacado los textos citados otros que ensalzan lo femenino. Añaden en el artículo de hipertextual.com un párrafo que dice “El autor sostiene por correo electrónico que…’ ”; yo insisto varias veces en que eso debe cambiarse por un “El autor señala que en el polémico capítulo 5 de su libro también hay párrafos tales como que…’ “, pero no se contesta a mi petición. Los dos medios digitales no aceptan tampoco que yo escriba un artículo clarificando los malentendidos. En el caso del periódico en papel, sí se publica una nueva noticia de rectificación.

La obra, Voluntad, no es un tratado sobre la cuestión del género exclusivamente, aunque sí se atreve a opinar fuera de lo políticamente correcto sobre el tema en algunas partes, citando para ello a multitud de pensadores clásicos que han opinado sobre las mujeres: Rousseau, Schopenhauer, Nietzsche, Freud,… Habla mal de las mujeres ordinarias, sí, como también habla mal de los hombres ordinarios. Hay cierta virulencia en sus exhortaciones, propio del estilo apasionado de una filosofía irracional. Es un libro de filosofía salvaje, indómita, que cuestiona todos los valores de nuestra sociedad, sumergiéndonos en un nihilismo, pero que busca con esperanza la verdad, la belleza y la bondad a pesar de todo. Pretender sacar de tan compleja y extensa obra una conclusión general de si es feminista o antifeminista/machista/misógino es propio de personas ineptas para un comentario de texto, que todo lo ven blanco o negro. Y convertir eso en una noticia de prensa es propio del circo al que nos tienen acostumbrados los medios. Sabido es que el periodismo no se nutre de las mentes intelectualmente más lúcidas, pues todo lo tocan superficialmente y con rapidez, lo que no permite profundizar en nada. Hoy, en estos tiempos en que ni siquiera hace falta salir de la oficina para buscar la noticia y basta navegar por la red para ello, el periodismo-basura está en auge, compitiendo en chabacanería con las propias redes sociales.

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